Escuelas

Protectoras de la Infancia

La escuela es una de las instituciones fundamentales de la infancia. Como ningún otro espacio reúne condiciones especiales para la prevención, detección y derivación de maltrato o abusos que puedan sufrir niños, niñas y adolescentes.

Es un espacio de vida donde se comparten muchas horas, se crean vínculos de aprendizaje y relaciones basadas en la confianza, sentimientos de pertenencia y arraigo. Se puede observar el desarrollo, apreciar cambios e identificar situaciones de desprotección. Se suma la posibilidad de mantener un contacto frecuente con las familias.

Así el principio rector es el Interés Superior del Niño receptado tanto en la legislación internacional como nacional. A nivel institucional debemos generar siempre ambientes sanos y seguros, capacitarnos de manera adecuada y actualizada, trabajar en equipos y promover el buen trato entre todos los componentes del complejo educativo.

Los estándares y buenas prácticas serán más efectivas si se nutren en los valores evangélicos que son nuestro carisma. Desde la perspectiva cristiana sostenemos la igual dignidad de todas las personas, el respeto por la verdad de todos, la vocación al amor, el cuidado de la obra de Dios, el objetivo del bien común, el papel de la familia. Defender todo lo que va contra la naturaleza humana, querida y redimida por Dios.

Como Complejo Educativo nos comprometemos a:

  • Promover el trabajo en equipo, mantener siempre el buen trato.
  • Capacitarnos para detectar y acompañar en situaciones de abuso o malos tratos.
  • Generar espacios seguros.
  • Estar atentos a las señales de sospecha y tener una escucha respetuosa del relato que pueda hacer algún niño, niña o adolescente.
  • Comunicar de inmediato a quien corresponda.
  • Contener al niño, niña o adolescente e informar y orientar a su familia o referentes significativos con quien se sienta protegido.
  • Nunca ignorar ni realizar juicio de valor acerca de la veracidad o no de la sospecha o existencia de un maltrato y/o abuso.

La escuela no investiga, ni diagnostica ni confirma: nunca se interroga evitando así la revictimización, y debemos ante todo respetar la intimidad de los niños, niñas y adolescentes.